Una noche en la ópera a la luz de las velas (Una celebración de Puccini)

Artistas

Giuseppe Verdi

Giuseppe Verdi, emblemático compositor de ópera italiano, desarrolló su talento musical muy pronto gracias al apoyo de un benefactor, lo que le permitió destacar rápidamente en el mundo de la ópera italiana. A los 30 años ya era una figura destacada en el mundo de la música clásica. Entre sus obras más célebres figuran Il Trovatore, Rigoletto y La Traviata. Con el éxito económico de sus óperas, Verdi se convirtió también en terrateniente, lo que le permitió un respiro para disfrutar de su vida privada. No obstante, regresó triunfante al mundo de la música con el estreno de su célebre ópera Aida en 1871, a la que siguieron otras tres obras maestras: Otello, Réquiem y Falstaff.

Giacomo Puccini

Giacomo Puccini, célebre compositor de ópera italiano de finales del siglo XIX, es considerado uno de los mejores músicos de la historia de la ópera italiana, sólo por detrás de Verdi. Sus composiciones iniciales tenían el sello de las óperas románticas italianas tradicionales del siglo XIX. Con el tiempo, sin embargo, Puccini abrazó el estilo verista del realismo, que le llevó a la creación de sus obras maestras más aclamadas y le consagró como figura clave de este género. Entre sus obras más célebres se encuentran La bohème (1896), Tosca (1900), Madama Butterfly (1904) y Turandot (1924), todas ellas imprescindibles en los principales teatros de ópera del mundo.

Johann Strauss

Johann Strauss hijo, célebre como el rey del vals, fue el compositor austriaco más renombrado de música de baile y operetas. Nacido en las afueras de Viena en 1825, su padre, Johann Strauss I, un notable compositor, se opuso firmemente a las ambiciones musicales de su hijo, prefiriendo que se dedicara a la banca. Por ello, Strauss hijo aprendió a tocar el violín en secreto con Franz Amon, que dirigía la orquesta de su padre, mientras asistía a la escuela politécnica para apaciguar a su progenitor. En 1844, Strauss formó su propio conjunto y actuó en varios casinos y restaurantes, aunque su influyente padre intentó frustrar sus esfuerzos restringiendo sus actuaciones en locales y eventos importantes. Sin embargo, estos obstáculos no le impidieron alcanzar el éxito en Austria. Tras la muerte de su padre, Strauss fusionó sus orquestas y se embarcó en giras por Austria y las naciones vecinas. Junto con sus hermanos compositores, Strauss disfrutó de una amplia aclamación por su música de baile contemporánea y vibrante. Incluso batió un récord en Estados Unidos al dirigir una orquesta de 1.000 músicos. Strauss siguió siendo una figura musical muy querida hasta su muerte en 1899, y sus composiciones resonaban con alegría, entusiasmo por la vida y una celebración del mundo natural, haciéndose eco de los sonidos del agua, el viento y el susurro de las hojas.