La fuerza del amor: Orquesta Colonne en la Sala Gaveau

Sobre el espectáculo

Marc Korovitch dirige a la Orquesta Colonne en un hermoso programa de obras de Wagner, Chaikovski y Saint‐Saens, entre otros, en la prestigiosa Sala Gaveau de París.

La fuerza del amor, en las obras de arte, encuentra a menudo la resolución de sus sentimientos exacerbados en la eternidad de la muerte. Por ejemplo, el amor juvenil de Romeo y Julieta, de Shakespeare, se precipita a la tumba, inspirando a Chaikovski una de sus páginas más descriptivas, en la que las escenas de batalla y las tiernas confesiones alcanzan su clímax. Tchaikovsky se sentía especialmente orgulloso de esta obra.

Las leyendas celtas también ponen a prueba a la Isolda pura, como joven prometida al rey Marke, que ‐mediante el encantamiento de una poción mágica‐ se enamora perdidamente de Tristán. Tristán, herido de muerte por el caballero Melot, expira finalmente en brazos de su amada, que, sobrecogida por una iluminación extática, deja que su alma abandone su cuerpo.

La Muerte de Isolda, a menudo precedida en concierto por el preludio de la ópera, es una de las obras más intensas en las que la expresión del amor alcanza una dimensión casi mística.

¡Gracias a Saint‐Saëns, la muerte entra por la puerta grande! Pero no hay nada trágico en este ingenioso poema sinfónico… Los esqueletos bailan (el xilófono hace su primera aparición en una orquesta sinfónica en esta obra), ¡y a la Muerte le encantan las fiestas! Las dos arias para soprano y orquesta de Saint‐Saëns nos sumergen en el corazón del alma romántica francesa.

Y luego… y luego… otro poema sinfónico basado en un texto del propio compositor Alexandre Manoukian completa el concierto, ilustrando una vez más el poder del amor.

Y no olvidemos nuestra ya omnipresente "obra misteriosa", que le sorprenderá una vez más. Esta vez serán dos.